lunes, febrero 27, 2006

SOY FEMINISTA
Ser feminista es ser mujer como persona, con sus aspiraciones de autonomía, libertad, fuerza y valor propios, además de su sensibilidad, su empatía, capacidad generosa de sacrificio y voluntad más allá del propio sexo, de si eres hombre o mujer, sin miedo al ridículo que atenaza a cada varón cuando se pone frente a una mujer y que sólo puede contrarrestar con su esencialidad de macho: la dominación por el sometimiento "voluntario" o la violencia. Porque para él rendirse a las hembras es hacer el ridículo y está penado con su equiparación a ellas: "eres una nenita", o "un maricón" "eres un blandengue, te mojas los pantalones, un rarito, un frescales, que te den...etc." Toda clase de insultos que impliquen vulnerabilidad, estar debajo, depender de la protección del más fuerte, dejarse joder y callar (como ocurría en el pasado no tan lejano). Por eso "los hombres no lloran" y "se saben defender como machotes" y "antes muerto que cornudo" y el insulto más gordo es "Hijo de puta" que se dirige no al quien se le dice sino a su mamá. Ser cornudo es lo peor que le puede pasar a un hombre, tampoco es moco de pavo ser impotente, o sea no poder hacer lo que hace un hombre de verdad. Es peor incluso que ser derrotado, es quedar en ridículo ante todos, perder el Honor, ese concepto retrógrado que alimenta la violencia. Y el ridículo es aquello que avergüenza socialmente, que saca a la persona que lo sufre de la sociedad por el método de machacarlo moralmente ante los demás.
Ser feminista siendo hombre es no tener miedo al ridículo. Y siendo mujer, supongo que será enfrentarse a sus propios miedos: el primero a sufrir y morir en manos de un varón y, a partir de ahí, luchar por ser persona sin discriminación, desembarazarse de los tabúes sexuales que la someten y tratar de organizar la sociedad, desde su ámbito propio, en un orden que no limite el desarrollo personal por motivos de sexo, estatus social o cualquier otra causa falsa.
Ser machista no es sólo hacer el bestia y decir barbaridades acerca de las mujeres y los comportamientos no varoniles, también escuchar los chistes machistas sin protestar, reirse de aquello que nos han enseñado como cosas de mujeres o humillar a alguien por que no es lo bastante hombre para lo que sea. Es obedecer el principio de autoridad imprimido casi desde el nacimiento en cada bebé hombre o mujer de manera diferente, tratar a los niños con distinta suavidad según sean de uno u otro sexo: decir, como oí la semana pasada en el metro a una mujer joven a su hijo: "te voy a llevar a cortar el pelo bien cortito, como los hombres". Lo que produjo que instantáneamente mi callada respuesta fuera soltarme la coleta para que el niño comprobara que también hay hombres de pelo largo y no pasa nada... ¡a estas alturas del siglo 21 y que haya esa clase de racionalizaciones por el vestir es increíble, pero es que las propias mujeres tienen interiorizada esa concepción absurda, no digamos ya, si a uno se le ocurre llevar faldas como ocurría en todo el mundo practicamente hasta hace nada (como lo del pelo, que la ignorancia no debe dejarlo ver ni en museos ni siquiera en el cine), algo que aún se da en muchos países (ver exposición en la Casa de Vacas del Retiro: Hombres en faldas).
El análisis del carácter
autoritario (jefe/sometido) indica que es bidireccional y es preciso establecerlo por medio del Miedo lo antes posible, dejando resquicios entre la amenaza y la violencia misma para un afecto de adhesión que libere algo de atracción hacia quien ejerce la coerción, en busca de compasión. Eso produce un síndrome de afección/rechazo en el que, siempre que el sometedor (amo) muestre una cierta humanidad compasiva o alguna debilidad, el sometido (esclavo, rehen, niño) se identifica con el otro y lo justifica o defiende como si de sí mismo se tratara. Para ello, la personalidad sumisa crea un vínculo autoprotectivo en el que cree que sus muestras de indefensión y su obediencia al amo semejan una pantalla formada por la misma imagen falsa y deformada de una relación deseada, en la que los afectos se construyen, en lugar de con amor, con miedo. Se genera Indefensión Aprendida (learned helpless) que busca un premio en el sometimiento, en un demostrar al amo por parte del siervo que no ha de temer respuesta acorde a la violencia ejercida y que la voluntad del sometido se pone en manos del sometedor, como los lobos menores de la manada entregan su cuello al jefe alfa con la esperanza de que éste los permita vivir en ella y gozar de los restos de cacería o de las hembras. El carácter autoritario es esencialmente sado-masoquista, porque luego hará lo mismo con quienes queden por debajo. Tal mecanismo de adecuación autoprotectiva al sometimiento tiene que establecerse tempranamente y requiere distancia afectiva, pero no nulidad, porque ha de proporcionarse una esperanza, aunque sea escasa, de recibir premio afectivo, disciplina intimidatoria y un cierto igualitarismo entre los cachorros (humanos o no) a quienes se ha de dejar claro tanto su posición inferior como la posibilidad de ascender peldaños en la escala jerárquica. Por eso es bidireccional, dejando claro su papel dentro del sistema autoritario de transmisión de órdenes en la cadena de mando desde los superiores hasta los niveles inferiores, haciendo sentir en las carnes de los subordinados el miedo ya interiorizado sin discutir al mando.
Se monta una estructura tipicamente militar y la brutalidad se expande al liberar su terror por la base del escalafón y los alrededores de la pirámide jerárquica. Se sustenta toda la jerarquía con el miedo de arriba abajo y se ancla en la violencia del entorno de cada nivel (que una vez engrasada no hace falta ejercerla, salvo caso extremo o castigo por desobediencia) que en el inferior (tropa, creyentes, sumisos) hinca las raíces en la familia, las víctimas de sus correrías, los no adictos a la fé que somete el cuerpo autoritario, los enemigos o la población civil en general en caso de dictaduras.
Ese tipo de educación, basada en la violencia estructural, ha venido muy bien históricamente a los poderes absolutos, que estructuraban sus sociedades en jerarquías de cadena de mando con obediencia total y sumisión de los estados inferiores hacia los superiores, sin posibilidad de discutir órdenes, ni siquiera dudar de ellas. La voluntad se acostumbra a la aceptación de lo que venga desde arriba. No se pregunta ni se responde mas que con obediencia, esperando evitar la violencia del represon, ni tan siquiera un premio, como no sea para más adelante, cuando se llegue a humanizar. Así funcionan la mayoría de las religiones, los ejércitos, las familias y el estado.
Los mecanismos animales ante la agresión culminan en una catástrofe emocional cuya respuesta puede ser: defensa o huída. El carácter autoritario neutraliza ambas con el terror y las pervierte, alterando el sistema emocional ante el dolor recibido: la continua agresión al indefenso da la vuelta a su comportamiento natural. Como sabe que no puede responder defendiéndose porque incrementará la violencia del amo, ni huir porque no tiene salida, se acaba acostumbrando a recibir su castigo y lo acaba interiorizando como el premio a su sumisión: lo recibe, no diremos que con alegría, pero al menos con cierta naturalidad ("Mi marido me pega lo normal"). El aprendizaje del comportamiento de
indefensión aprendida se reproducirá tras ellos en sus sucesores de la cadena.
El autoritarismo es un
imprinting propio de unas sociedades que en el proceso de supervivencia han necesitado una fuerza jerárquica estructurada de arriba-abajo con la disciplina exigida para enfrentarse desde el pequeño grupo primitivo a la caza de grandes piezas o al choque con enemigos, que en las guerras nacionales de conquista y rapiña en las que el papel guerrero lo llevaban especialmente los varones, han producido la sexualización de la violencia. Se ha adiestrado pre e históricamente a los machos para ejercer violencia sin compasión o identificación con las víctimas (empatía) y a las hembras para mantener el fuego hogareño y a las crías, dotándolas de un aire de misterio por su capacidad maternal que equilibraba en los hombres el deseo y el respeto cuando iban a hacerlas suyas (el lenguaje delata con suma claridad la posesión y no sólo en lo referente al sexo). En momentos de violencia (guerra o enfado sumo) el respeto cede su fuerza a las tendencias más primarias y éste, liberado del respeto al sentirse ofendido y, por tanto, con razones para su respuesta airada, es capaz de abalanzarse a violar, pegar y matar sin pensárselo dos veces. Y no porque no sepan lo que hacen, sino porque, como el creyente que considera la ofensa de una caricatura como lo más terrible del mundo que sólo se paga con sangre, las ofensas al honor del macho en todas las culturas mediterráneas (y en muchas otras, también, pero aquí desde la Cabilia al norte de Europa se puede rastrear en las costumbres) también exigen un pago sangriento.
A las mujeres, sin embargo, se las educa en un rol de sumisión, tanto mental como corporalmente, a producir deseo en los hombres para controlarlos en su actitud violenta, en lugar de a desarrollar su propia personalidad y buscar su placer. De ahí las modas anorexico-bulímicas y la exigencia de sumisión a las esposas y a las secretarias. Y a enseñar a sus hijos desde el principio la distinción de papeles sociales, con el principio de dominancia masculina.
Se vincula el falo al logos en el orden "natural" y la vagina a lo oscuro, misterioso y sucio (ya no debe de decirse, como cuando yo era pequeño, que la regla era una asquerosidad y que las mujeres contaminaban todo lo que tocaban en esos días, estropeaban la mayonesa y hacían marchitar flores).
Eso hace, como dice Bourdieu, que desde el principio se construyan dos cuerpos diferentes en la mente social y se impida a través de los mitos y los ritos culturales (en el juego, la religión, la familia, la escuela y los amigos) la equiparación simbólica de ambos.
"Todo vale en el amor y en la guerra" dice un refrán que iguala la conquista erótica con la victoria sobre un enemigo. Y se convierte la sociedad en un espacio de lucha simbólica (y real) donde las mujeres deben siempre ceder y aceptar su lugar vicario segundón o soportar violencia y humillación. Su cuerpo (y sus razones no físicas) aparecen reflejadas en un espejo curvo que enflaquece o engorda al albur de los deseos masculinos. Su opinión no tiene el estatus varonil, ni su deseo la relevancia productiva del de él (observese en el lenguaje soez la diferencia entre las expresiones: "Con dos cojones" y "Es un coñazo": la primera habla del valor y la razón impuesta y la segunda del aburrimiento o la inutilidad, o "que te jodan" y "eres la polla de bueno").
La mujer ha desarrollado en los últimos siglos una enorme y terrible batalla contra los varones (con víctimas a diario como consecuencia de que sus intentos por liberarse de yugos establecidos durante el amor se hacen insoportables cuando este flaquea, pero los machos nunca permiten que se los pueda poner en ridículo), pero debería también empezar por luchar contra sí misma, contra la inercia de creer que todo da igual en su comportamiento hasta el día que su marido-novio-amante se cabrea y comienza la tortura. Tiene que acabar con la imagen de "
la mujer" construída para impedirla emanciparse de su posición social. Eso conlleva ascensos y descensos, triunfos y fracasos, conquistas y retrocesos que en el siglo 20 han ocasionado una tremenda contienda relacional con vuelcos asentados, que van desde el voto, trabajo independiente, divorcio y aborto (como control de sus cuerpos y de su libertad sexual frente a la sumisión impuesta) que, lejos de suponer restricción de derechos a los hombres, han ampliado sus posibilidades: haciendolos ganar en sensibilidad y empatía, disfrutar de la parte vedada del secreto del parto y de la educación de sus hijos, compartir el placer aumentando su disfrute dentro y fuera de la tradicional pareja H-M, no sólo con la promiscuidad, sino con la apertura real y pública a la posibilidad homo o bisexual, etc. Pero también la sangría de los crímenes domésticos.
Es decir, que los pasos dados ya para liberar a la mujer (del otro y de la imagen en sí misma que el otro proyectó) no sólo no han restringido la propia libertad del varón, sino que, una vez que se quita las gafas de machote, puede llegar más lejos, más alto y más fuerte a su placer y satisfacción plena. Y aumentan mucho más si no se detiene en lo formal, porque le servirá para construir un modelo universal lleno de variables de libertad, sin coerción por límites sexuales ni prejuicios mentales. Pero esa es una dura batalla en la que muchas mujeres están aún en contra de sí mismas debido a la educación socio-religiosa, o sea mítico-lógica recibida. Ellas deben saberlo mirándose al espejo para saber lo que representan, como cuando las feministas recomendaban a las que desconocían su propio cuerpo y lo temían, que pusieran un espejo frente a su sexo y vieran lo bello que es, lo tocaran y disfrutaran por sí mismas sin necesitar un hombre para penetrarlas.
Y, precisamente por eso, los varones conscientes del horroroso papel que hemos jugado históricamente, debemos no sólo corregir nuestra actitud cada día ante ellas y en los corros masculinos, tenemos que ser capaces de ser mujeres también (como cuando firmamos como abortistas para evitar los juicios) y, sin avergonzarnos ni cambiar de sexo, afirmar nuestro feminismo.
Marcar diferencias con el machismo reinante en todo momento: no ejercer de machos, no aceptar la violencia social de los papeles activo-pasivo que habita en los chistes, la moda, ni las guerras como solución de conflictos, no querer tener razón siempre "por que si,porque lo digo yo, que soy el padre o el que trae la pasta a casa", no tragarse las órdenes porque vienen de arriba sin discutir (como en el esquema de Bourdieu: duro, seco, fuera, sagrado derecho, calor del día, lógico y realista frente a blando, húmedo, dentro, sagrado izquierdo, dominado, frío de la noche, mágico y misterioso y debajo, que implican los escalones de la desigualdad del poder: los que mandan y controlan la sociedad con sus tecnologías, empresas y países y quienes deben someterse, ser imprevisibles y dominables por las buenas o las malas, en casa y en el mundo.
Ser feminista es levantar los límites del mundo, los tabúes y determinismos ancestrales inventados por los mitos patriarcales, las prohibiciones sociales para ambos sexos: ser madre y padre, ser ingeniero y poeta, entender las relaciones sociales no como lucha sino como cooperación para construir Humanidad, ese estado superior que quizás alguna vez alcanzará nuestra especie, transformándose colectivamente consciente en algo así como la Mente del Planeta en lugar de ser los parásitos destructivos que somos en la actualidad. Pero no valen recetas programáticas, cada uno tiene que hacer su propia revolución en casa, en su cerebro, ante los suyos. Sin miedo.
Hay quienes dicen que no se puede hacer casi nada, que ya venimos programados para ser como somos, los hombres violentos y las mujeres pasivas. Incluso, aunque tuviesen razón al decir que nuestros genes, especialmente el cromosoma Y, nos condicionan mucho porque el cerebro se forma ya en un líquido amniótico lleno de testosterona al surgir después que los testículos en el caso masculino, produciendo tendencias ya desde el vientre materno dirigidas a la agresividad propia de nuestro sexo; yo no creo que se trate de un determinismo biológico insuperable y estricto. casi todo está por hacer en el recién nacido. Una cosa son las tendencias posibles y otra el condicionamiento para matar. La mente humana, en un animalillo es tan incompleto y frágil al venir al mundo que está casi por construir en su totalidad. El problema es que se nos adiestra de forma muy distinta a los niños y a las niñas. No se trata de jugar con muñecas o pistolas solamente, pues está claro que la naturaleza induce para la preservación de la especie a las hembras a tener mayor disposición para el cuidado de la prole, sino de la estimulación por miedo o premios a la pasividad o la agresividad, y la separación de roles por sexos, ya que así es como le ha venido bien hasta ahora a los poderes sociales, religiosos, económicos y políticos que gobiernan las sociedades desde la aparición del patriarcado.
Es típico del reducionismo cientifico decir que no existen entidades colectivas mas que como mera estadística: las naciones, religiones o ideologías solo serían la suma de quienes creen en ellas. Atados al prejuicio del materialismo vulgar, que llevado a su extremo no se sostiene tampoco al profundizar en la materia misma, puesto que ésta no existe mas que como una clase de estructura de formas energéticas sutiles, como la luz y todo el espectro irradiado, y niegan carta de naturaleza al cuerpo social, a la evolución misma de eso que es el género humano, más allá de su propio cuerpo, construyendo con su mente en interacción con el resto de la naturaleza y en diálogo con otros seres de la misma especie, una naturaleza histórica que se ha ido modificando y cambiando a su vez al propio ser humano. Lo que podríamos llamar entidades colectivas son mucho más que la suma de sus partes, como la mente es mucho más que una colección de neuronas y estructuras cerebrales y por eso los símbolos son mucho más que signos garabateados, representan todo un complejo interactivo de elementos comunes y también de discrepancias, de matices y de lecturas a distinto nivel. Así, una mujer no es sólo una hembra de la especie humana dotada para tener hijos y cuidarlos bajo la tutela de un macho que la proteja, que vendría a ser en términos muy simples lo que contienen las características sexuales en los genes. Gracias a que hemos evolucionado un tanto al margen de la propia naturaleza, aunqeu aprovechándonos de ella, tanto una mujer como un hombre son dos seres de calidad semejante cuyo condicionamiento infantil conduce a prácticas distintas no incompatibles y, por tanto, intercambiables y superables. Lo mismo que las sociedades que no se detienen aunque sus miembros sean inmovilistas, porque siempre hay sectores más dinámicos que introducen elementos de debate y precipitan situaciones inesperadas hasta por sus propios conductores.
En definitiva, yo creo que hoy la tarea más importante que exige nuestra especie es el equilibrio real entre los sexos, cosa que se irá produciendo a pasos más rápidos en las sociedades occidentales y ricas porque ya han llegado a un nivel de exigencia superior que la mitad femenina de la población no piensa renunciar, pero esos cambios irán entrando junto a la modernidad en las orientales, las del pobre sur y los sectores más reaccionarios de las nuestras, que no olvidemos no tienen nada que ver ya con como fueron hace unas décadas. Hoy ser feminista, como yo me proclamo, no es ir con una pancarta a la manifestación del próximo 8 de marzo, sino defender en cada acto cotidiano una manera distinta de relacionarse que no implique ninguna sumisión y busque el diálogo y la cooperación con los demás.




jueves, febrero 23, 2006


ACABO DE ESTAR EN LA PRESENTACION DEL ÚLTIMO LIBRO DE HARRY POTTER Y HA SALIDO DEL ARMARIO (COMO SE PUEDE VER EN MI FOTO) PARA A CONTINUACIÓN PONERSE A HACER TRUQUITOS Y VENDER UN MONTONAZO DE LIBROS. LUEGO HE SALIDO A LA CALLE Y EN LAS VENTANAS DEL EDIFICIO DE ENFRENTE HE VISTO EL CIELO DE MADRID.ME VOY HASTA EL LUNES TAN CONTENTO.


miércoles, febrero 22, 2006

Como todo el mundo sabe, el alcalde de Madrid nos ha llenado de obras la ciudad. El río Manzanares (ese aprendiz ) está hecho un asco de vertidos y máquinas. Cuando vino hace años Danny de Vito recuerdo que dijo que "a ver si los madrileños encuentran ya ese tesoro que andan buscando , porque con tantas zanjas no hay quien circule por esta ciudad". Y eso que entonces eran solo agujeros para meter cables y tubos. Ahora hemos llegado a tal punto que han puesto un cartel publicitario en la mismísima Puerta del Sol, junto a la presidencia de la Comunidad y que dice : "¿Y SI mientras acaban Madrid me doy una vuelta por Europa?" . Pues eso... que el día que acaben por fin , si es que los negocios de las constructoras no exigen más como suele pasar, tendremos un tesoro realmento por descubrir: Madrid mismamente.




SOL AL VIENTO, CARRERA DE CUADRIGAS POR LOS TEJADOS DE MADRID, BALANCE DE BLANCOS EN PLENA VISITA Y OTRAS DE L BACKSTAGE SON ALGUNAS DE LAS IMÁGENES QUE TENÍA EN LA RECÁMARA ESTOS DÍAS.





jueves, febrero 16, 2006

Mi Fotografía no es objetiva. No pretende serlo. No puede serlo. Ni desde el punto de vista ético ni desde el estético. Yo tengo una manera de mirar influenciada por lo que sé de este mundo. Por el dolor y el placer, por la bondad y la maldad de aquello (s) que fotografío. Algo que a veces no tiene por que verse directamente. Hay que hacer un esfuerzo transversal para darse cuenta de que las cosas, y las personas, aparecen ante mi con una carga motivacional que impone una actitud de recorte de la realidad, de búsqueda de un eje que explique lo que hacen allí y qué parece que van a hacer después.
Yo leo en los ojos y los movimientos y procuro ser sutil al dibujar con la luz que les llega esas siluetas o expresiones que permiten deducir al observador atento por donde van los tiros. No digo que siempre lo consiga. La búsqueda de un tesoro como es comprender la vida humana es una difícil tarea que no siempre tiene el éxito esperado. Pero no cejo. Voy por más y de vez en cuando alguna foto tiene eso (el punctum, que dijo el filósofo) y pone en cuestión mi trabajo. No soy un fotógrafo militante de nada, porque la militancia aunque sea en buenas causas siempre tiende al exceso y de buenas intenciones están los cementerios llenos. Casi todos los fanáticos fundamentalistas de religiones, clases, naciones o del arte incluso resultan al final iguales: quieren convencer a los demás y se pasan tanto que causan más daño que beneficio. Ejemplos hay para tirar...
Pero también, a veces, uno se encuentra con imágenes inesperadas, como regalos del mundo y de la luz que llega sin pedir permiso. Entonces trato de atrapar el instante y lucho con los medios técnicos para ponerlo en un recuadro. Ni siquiera trato de contar historias, se trata como mucho de poemas visuales. Me entusiasma mi trabajo y mañana más...

PASARELA CIBELES06 BACKSTAGE & MORE









martes, febrero 14, 2006



EN OTRO LUGAR DE LA MANCHA (texto inútil)
Hay cosas que salen como un título inesperado. Te despiertas y está ahí (como el dinosaurio). Asustándote con su potencia muscular. Atropellándote con su soberbia mastodóntica. No se dice pronto. No se deja cambiar. Te despiertas en medio de la noche y todavía te espera. Agazapado en la última frase del sueño. No de una pesadilla de esas que te dejan impactado, sino de esos sueños chicle que masticas un rato y pierden el sabor, pero dejan la línea de goma intacta. Y sabes que es un título de algo, pero no de qué. Podría ser un ensayo exótico, un poema que se alarga tontamente hasta que se malogra solo, un cuento autobiográfico que te desilusiona en cuatro páginas, el principio de una novela imposible. Nunca sabes de que. Pero lo anotas. Y esperas que florezca. O, al menos, que crezca un poquito su tallo y eche alguna rama.
Tal vez "En otro lugar de La Mancha", piensas, se le habrá ocurrido ya a un montón de ingeniosos. Y lo miras, ahí tendido como una mujer bellísima en topless bajo un sol curvo que abrasa sus pezones rosados, con sus orondos pechos reposando grávidos sobre el costillar de un barco varado en medio de la llanura manchega. Es una chica de labios brillantes con un fulgor lunar de sumisas pretensiones concupiscentes y el cabello dorado liso cayendo inerme sobre un hombro desairado y pálido. Parece lanzar su figura tostada hecha de curvas cordilleras al horizonte, describiendo imaginarias geometrías sensuales sobre una toalla roja enorme. Detrás, la catenaria estrellada pinta la diadema de los molinos secos.
Pero te ignora. quiero decir la frase, por supuesto, la mujer también. Ella vive en la belleza y tu sólo en la ilusión. Dos mundos paralelos cuyas coordenadas rezan imposibles encuentros en el más allá de la galaxia láctea. Es viernes y pega el sol en otro lugar manchado de literatura, pero tu no sabes donde estás. Cierras el cuaderno y te das un baño para olvidarlo todo. Al salir del agua, las curvilíneas se han precipitado matemáticamente en imposibles ecuaciones. dos vértices sinusoidales consecutivos buscan la derivada inversa de una integral de Riemann en el aire seco del fondo. Y yo desconozco la geometría hiperbólica de los espacios comunes. Trataría de subir despacio al vector ortogonal que me llevase a un vértice coincidente con su mirada. Dispararía un haz de rayos gamma de ilusión con la esperanza de llamar su atención un instante mágico para poner en juego todo un despliegue de signos descifrables. Pero no encuentro la clave de la indiscreción y el silencio de los pájaros se hace cómplice de mi sospecha inarticulada: el mundo está en contra mía esta mañana. Se ha quedado quieto como un horizonte mediterráneo y no me deja participar de la sonrisa de la bella. Sé que estoy perdido en la impaciencia y sólo me queda el placer de la mirada.
Nunca iré a Granada, no encontraré la Alhambra desnuda de sus muslos, ni surcaré los labios catamaranes plácidos que imagina mi erección poética. Todo quedará en un sueño, como la vida, que decía Calderón. como la muerte, que digo yo.

SUEÑO IMPOSIBLE:
Despierto en el lugar del sueño. Está vacío. Como una película de televisión sin la croma de fondo irreal. Como en los rodajes de ciencia-ficción en bruto y estudio, cuando aún no se han añadido los efectos especiales generados por computador y todos los personajes parecen marionetas haciendo el ridículo con sus ropas exóticas. Despierto en la Nada y no me puedo mover porque no he nacido aún.
Ni siquiera he muerto alguna vez y espero reencarnarme. Nada. Silencio. Vacío. Floto en un lugar inexistente antes o después del Tiempo (¿el Limbo?) y mi pensamiento está petrificado en cristal cuántico . En realidad no he despertado. Ni estaba dormido. Porque no existo. No soy. Pero, es sábado y verde. Y sé que amo algo que todavía desconozco. ¡Ahhh...! Hoy es el principio de Todo. Deberá empezar aquí y ahora. No sé porqué, pero acabo de tener una certeza. Respiro. Me muevo. Ya sé quien soy. Grito y, al despertar, estoy solo y sudando, pero mi voz se ha quedado agarrada a mi garganta, retumbando en mis oídos sin que nadie más pueda escucharla. Inmóvil como un catafalco de mármol. Una araña se ríe en mi nariz, al abrir los ojos.
Hola...

lunes, febrero 13, 2006


PASARELA CIBELES 06 OTRA VISION DE LA MODA.









miércoles, febrero 08, 2006

ARCO , un paseo del Metronauta.







martes, febrero 07, 2006

UN DÍA MAS EN MADRID (y mañana ARCO)