miércoles, febrero 01, 2006

FEBRERO LOCO Y EL ARTE EN MADRID: El estado estético y ARCO:
Vuelvo a Morin (Edgar) y a su Método nada complejo de la Complejidad de nuestro universo (hasta ahora, que yo sepa, 5 tomitos en Cátedra, en el último de los cuales, que aborda "La identidad humana" habla del Arte), que es preciso -dice- "abordar para disfrutarlo en estado estético: un estado secundario de felicidad, gracia, emoción, goce" que" no sólo nace de los espectáculos o de las artes ... sino también de los olores, sabores... y del espectáculo de la naturaleza ... y "los objetos más técnicos, como el automóvil y el avión, pueden llegar a cargarse de estética." Y lo hago porque llega ARCO, esa feria de vanidades estéticas llena de mamarrachadas carísimas, golpes de ingenio mediocremente realizados y ostentosas obras huecas que llenan paredes o metros cuadrados de empresas y galerías con artefactos y perfonmances absurdas incapaces las más de las veces de despertar en los mirones el estado estético, pero que se venden a buen precio y como churros. Y, entre toda la ganga, algún pez sabroso, perfumado, hermoso y abracadabrante que te puede quitar el hipo.
Cuando voy a ARCO, cada año desde hace un montón, me cargo de sentido estético y de ironía y me abro perceptivamente a sus propuestas. Y, salvo alguna cosilla aquí o allá no siempre de renombre a su pesar, me decepciona.
Más allá de la palabrería oficial, del negocio en alza de ese llamado "arte" (desde luego con minúsculas en comparación con los clásicos incluso del sigloXX) al que le ocurre como a la música y al cine actuales, que grandilocuentes o minimalistas ya no impactan, no extasían, no producen ese grado de emoción que se le supone al Arte y que reconocemos porque lo sentimos la primera vez que fuimos a un concierto (ahí cada cual debe poner un nombre) y "lo flipamos", que nos quedamos arrobados mirando una puesta de sol frente al mar o en lo alto de una montaña, que alucinamos como niños en un barrizal, recorriendo una exposición de Matisse o de Rodin (por poner dos ejemplos no tan antiguos).
En ARCO te da la risa tonta o el soponcio al doblar cada esquina, pero casi nunca el arrebato interior del espíritu, esa sensación casi orgásmica de conexión poética desde tu intimidad profunda copn lo que inspiró la obra en cuestión.
Pero, tengamos en cuenta que no es un museo de los horrores ni de las delicias, sólo es una feria donde se trata de vender, un mercado de objetos decorativos, tal vez estéticos (algunos ni eso), pocas veces Arte mayúsculo, pero es divertido y hasta sabrosón recorrerlo para ver que se cuece por el mundo de los artistas y sus mercaderes.
Este mes, dentro de unos días y en Ifema, tendremos de nuevo nuestra feria de vanidades.






Estas fotos son como suele ser habitual del Metronauta, hechas hoy mismo en Madrid y, como no sufre de copyrigth, no le importa prestarlas, siempre que se cite su procedencia.

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