martes, marzo 14, 2006

Ayer estuve con una mujer muy valiente: Ayaa Irsi Ali que presentó su libro "Yo acuso" sobre la esclavitud de la mujer en el Islam. He leído algunos capítulos y estoy sorprendido porque no se anda con paños calientes cuando dice que esa religión es incompatible con la emancipación de la mujer y lo justifica con su experiencia y los testimonios que relata. Nos deja tocados del ala los planes de complacencia y negociación porque describe situaciones de tal grado de violencia y de auténtica esclavitud en nuestros días y no sólo en los lugares más integristas. Para ella, eso es consustancial con los planteamientos de Mahoma en el Corán y los hadices que sirven para elaborar la sharia y mantener el estatus de los hombres en sus sociedades. También he visto Syriana, la película con la que recibió un Oscar el contestatario y magnífico actor norteamericano Clooney, en la que se cuenta una historia terrible por su realismo de lo que posiblemente están haciendo ahora, ayer y mañana,las empresas que controlan el petróleo a toda costa y que por medio de sobornos, asesinatos y apoyo a los corruptos sectores locales de aquellos países consiguen mantener sus beneficios en alza.
Para lo primero, he de decir que ya había leído varios libros de la socióloga marroquí Fatima Mernissi y otras escritoras de la zona islámica del mundo y Ayaa no hace sino confirmar la enorme dificultad de hacer cambios sin que sean los propios musulmanes protagonistas intelectuales de los mismos, para lo que pide un Voltaire y apela a los derechos humanos. Para lo segundo sólo tenemos que leer los periódicos y veremos como en medio de la crisis actual los beneficios de las petroleras norteamericanas han batido records, así como de las empresas dedicadas tareas de apoyo y "reconstrucción" de Irak o Afganistán. Mientras, docenas de idiotas útiles se suicidan asesinando civiles de su propio país creyendo que de esa manera obtienen plaza de honor en el Paraíso, rodeados de huríes vírgenes y junto a su profeta... ¡Locos...! como el que mató a Theo VanGogh que dirigió la película de Ayaa sobre la situación de las mujeres bajo la bota del Islam, o los que cada día estallan en Bagdad, Basora y tantas otras ciudades de Irak y otros lugares. Y todos (como cuenta ella y se muestra en la película) obsesionados por la virginidad, ¡qué curioso!, como nuestros santos padres de la Iglesia católica o los predicadores de las evangelistas americanas. ¡Dios nos libre de las religiones! que diría seguramente nuestro querido Leo Bassi, atacado en su sátira bufonesca del dios cristiano. Por cierto que creo que va a seguir con su bassibus recorriendo los sitios próximos al Madrid de derechas.
Otra cosa, llevo toda la tarde intentando poner unas fotos en el blog, lo mismo que ayer, y no me deja, así que tendreis que ver las caras de Leo Bassi y Ayaa Irsi Ali en otro lugar. Lo siento.

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