viernes, junio 30, 2006

MAS SOBRE EL RETRATO
La fotografía la inventaron posiblemente Niepce y Daguerre, aunque Talbot trató de patentar también su sistema. Pero pronto la República Francesa se quedó con la patente y eso sirvió para popularizar y mejorar el sistema que algunos reaccionarios decían que era inmoral, porque nadie salvo Dios podía retener el espíritu de la gente y mucho menos una cámara oscura, que por fuerza tenía que ser diabólica. Además, el pequeño tamaño de los calotipos y daguerrotipos hacía poco práctico su trabajo, la gente tenía que ser inmovilizada con un aparato en la nuca porque la exposición duraba varios minutos y los flasazos asustaban a cualquiera. Pronto los estudios (como el Harcourt en Paris) que se abrieron empezaron a innovar y se popularizó entre la pequeña burguesía del siglo XIX el hacerse retratos para mandarlos a la familia, sobre todo en una época en que muchos matrimonios se concertaban por correo. Todo el mundo quería tener sus Fotografías en las tarjetas y perdurar, hasta el punto que se puso de moda retratar a los cadáveres antes del entierro para dejar un recuerdo de su existencia.
Nadar fue el primer gran fotógrafo que se dedicó a retratar a sus amigos ( y entre ellos los había muy famosos, como Victor Hugo) y todo el mundo iba a sus estudio para ser inmortlizado. El inventó la primera gran técnica que consistía en tener hablando a su modelo hasta que entraba en confianza y podía captar psicológicamente al personaje.
Dentro del retrato fotográfico, fue la portabilidad de las cámaras que salían al exterior sin necesidad de explosiones de fósforo y sobre todo la innovación del negativo en rollo, usando en las Leicas un trozo de película cinematográfica de 35 mm, lo que hizo que se produjese una revolución. De las antiguas placas de Lewis Carroll, J. Margaret Cameron, Atget, Weston, Ansel Adams, Chambi e incluso Edward Steichen (cuyas fotos de Greta Garbo, Rodin, Chaplin y otros personajes de la época son muy conocidas) a los nuevos valores de entonces Brassaï, Stieglitz, Kertsestz, Eugene Smith, Eisenstaedt, Rodchenko, Sander, Man Ray, Paul Strandt, Walker Evans, Alfonso y muy pronto los que inventaron la fotografía moderna con sus Leicas colgadas, Henri Cartier-Bresson, Robert Capa, Chim Seymour y Rodger que se unieron e hicieron la primera gran agencia para repartirse los reportajes por todo el mundo: Magnum, y a los que se sumaron años después Marc Riboud, Doisneau, Elliot Erwitt, Abbas, Bruno Barbey, Ian Berry, Depardon, Inge Morath, Natchtwey, Gruyaert, Webb. Y, cómo no, los de la visión terrible Diane Arbus, Duane Michals, Cindy Shermann, Nan Goldin, García Alix, Fontcuberta, Mapplethorpe y Mondino. Los fotografos de famosos Rizzo, Carone, Azoulay, el gran Yousuf Karsh y el increíble Cecil Beaton, además de Richard Avedon, Annie Leibowitz, Helmut Newton, Peggy Sirota, Bettina Rheims, Herb Ritts, Daivid Bailey, Arnold Newman, Schommer, Catala Roca, Javier Vallhonrat, Toni Catany, Cualladó , Jordi Socias, que fundo en España la agencia Cover, etc.
Esto parece una lista de nombres, pero cada uno tiene una obra fotográfica tan impresinante que se pueden ver sus imágenes en montones de páginas web de la red.
No todos eran retratistas, pero casi todos han tenido alguna manera de interpretar el retrato como una especialidad que como decía Nadar, a quien como a Cameron y otros muchos se aucusaba de no ser muy buenos técnicamente, su teoría se aprende en una hora, su técnica se coge en un día, pero lo importante que no puede ser enseñado es el sentimiento de la luz, la forma en que cae sobre un rostro y que el artista debe capturar e interpretar, para lo cual se necesita la implicación del personaje, porque uno siempre pone "cara de foto", tanto si está acostumbrado a que se las hagan como si no, ya que la expresividad o frialdad son artificiales cuando se ponen a disposición de alguien que está con una cámara delante y sabes que quedarás convertido en una especie de fetiche que salva las barreras del espacio-tiempo en que vives. Un retrato es una fotografía de alguien que es consciente y se presta; lo otro, incluso el desnudo es una especie de bodegón, o las instantáneas callejeras, o esas fotos que son una palabra de la frase que conforma un reportaje o aquello que es un documento informativo de los acontecimientos en que el fotógrafo estaba presente. Pero, dentro de eso hay algunos que son capaces de captar un algo, eso que se ha dado en llamar el "punctum" (Roland Barthes) que es esa magia atrae la mirada hacia una foto, o bien porque montan una parafernalia exquisita que envuelve al personaje, como Leibowitz, Newton, Herb Ritts o nuestro Schommer; o bien, porque son auténticos psicólogos e interpretan en el gesto o la mirada del retratado lo que son, lo que van a hacer o lo que son capaces de hacer, tal vez con la simplicidad de un Karsh, un Penn o un Avedon en sus retratos de fondo uniforme para fijar la atención en el personaje y desnudarlo de atributos externos. Y, también están quienes buscan situarlo en su contexto, como Seidon Keita, Diane Arbus, García-Alix y los que trabajan en la prensa cotidiana que, al no poder escoger mucho, deben aprovechar lo que hay alrededor y tratar dar con ello una imagen aproximada del personaje, dejando al lector que verá las fotos como complemento del texto la posibilidad de completar el verdadero rostro por el conjunto. Entre esos está, como tantos otros, Cartier-Bresson por lo que sus retratos adolecen de información suficiente en sí mismos, me refiero al artículo anterior, y no sabemos mucho de sus retratados cuando ha disparado rápido y precisamos ese tiempo de convivencia que tuvo con Matisse (por cierto, me gusta mucho más la famosa foto de las palomas que la de la bata que pone EP(s)), como el que Duncan tuvo con Picasso en la etapa de Jacqueline.
Bien, para terminar y para quien no esté interesado en la técnica fotográfica sino en los otros aspectos de esta cosa que puede llegar a ser un Arte si está en manos de alguien con la sensibilidad adecuada, porque como dice Jordi Socias, que es otro gran retratista por cierto, las fotos no se hacen con la cámara sino con la cabeza y el corazón. Voy a dar unas obras de tipo teórico fundamentales:
De Walter Benjamin, Sobre la fotografía y La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica. De Susan Sontag, su famoso Sobre la Fotografía y Ante el Dolor de los demás. De Roland Barthes, la Cámara lúcida. Y de Pierre Bourdieu, Un Arte Medio y Arder en Deseos. Además están también libros más especializados que prefiero no recomendar, no porque sean malos, sino porque son otra cosa.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Metro!
ME gustó tus planteamientos por la critica de un mundo artistico cada vez mas perdido.
Espero que por lo menos hagas pensar a alguien y plantear nuevas formulas y eticas que a veces no quedan mas que caducas.
Un saludito

Pd. Por cierto te dejo mi blog por si me haces el honor de incluir un link en algun rincon.

www.tonicabre.blogspot.com