Miles de piezas de un cristal especial por su transparencia y dureza, con un peso de unos 8 kilos cada una constituyen el Monumento que se va a inaugurar en Atocha en homenaje a los 191 asesinados y miles de heridos y afectados en los trenes que venían a Madrid con trabajadores y estudiantes de muchos países, razas y religiones por el fanatismo criminal de unos islamistas que querían vengarse de nosotros porque el gobierno del PP presidido por Aznar y Rajoy, en unión de los de Bush en EEUU y Blair en Gran Bretaña, nos habían metido en una guerra contra la que estábamos la mayoría de los españoles. Hoy, cuando he tenido que volver a ver las fotos que hice entonces incluso las de los homenajes con velas y flores, se me saltaban las lágrimas sin poder evitarlo. Uno cree que ha superado el shock post-traumático por sí mismo, que el tiempo lo cura todo, pero es muy difícil no rememorar emocionalmente lo que fueron aquellos días, ni siquiera cuando incluimos entre todo lo acaecido la alegría de habernos quitado de encima a ese gobierno de mentirosos y colaboradores en una guerra que nunca termina porque está basada en los intereses económicos de las compañías que lideran los mismos que montaron y dirigen la guerra. Lo malo es que quienes perdieron aquellas elecciones por sus política de mentiras siguen sin aceptar el veredicto democrático de las urnas y crispan el país con insultos y burlas a las instancias gubernamentales, a la judicatura y a todo el que se les pone por delante. Hoy pasé por la plaza de República Dominicana, donde la banda criminal ETA mató a varias personas hace años, pero que ahora de manera oportunista han tomado el PP y sus adláteres para hacer un altar de insultos al presidente del Gobierno. Ni siquiera voy a poner las fotos de los carteles que he leído allí, por puro desprecio a sus autores, pero alguno de ellos recomendaba Acabar con la Constitución actual, disolver las autonomías y los partidos egoístas como culpables de todos los males del país y mezclaban en juegos florales las siglas de ETA con ZP enredándolo con la serpiente de la banda. Espero que esa crispación guerracivilista que anima a los que impulsan desde un partido que se pretende democrático y sus alrededores ese odio a los demás partidos y que enerva los ánimos de cualquiera con sus banderas fachas y gritos insultantes les pase factura el día de las elecciones. Porque digan lo que digan ahora, sus jefes saben y algún día tendrán que obrar en consecuencia, es necesaria hacer la paz en el País Vasco definitivamente y eso sólo se consigue negociando, tragando quina como nos tocó hacer en la Transición a los demócratas renunciando a una justicia que habría que haber hecho, para que fueran a la cárcel por criminales tantos fascistas, torturadores, asesinos y ladrones pero que aceptamos como forma de suavizar el cambio sin un nuevo enfrentamiento a la muerte del dictador.