viernes, marzo 30, 2007

UN POETA CON CÁMARA
"La luz es el primer animal visible de lo invisible" (Lezama Lima, citado por Gamoneda)
El Tiempo es la voz que nos llama desde un incendio fatuo que arde en un interior de nácar.
La palabra es el eco de los espejos enfrentados con la nada. Donde un silencio insomne absorbe sus versos incendiarios entre cuencas de vaharadas volcánicas.
El momento es un cristal de vida azul, información enrollada en cartabones de ninfas pálidas que se despliegan en océanos calientes.
La muerte, un instante sin adios.
He vuelto a descubrir, en la ecuación infame que lo explica todo, el sinsentido de los sueños. La boca del Tamerlán gritando en su mudez de plata el peligro que las fuentes han de poner en verso para abrir las fauces de la verdad.
y al curiosos impertinente quitarse el pantalón para mostrar su sexo de facundia y misticismo sin complejos.
hubo una vez un niño que no sabía mirar el interior de las dudas y cazaba elefantes con una red amarilla para mariposas.
Al cabo de un relámpago en sus pupilas, su pensamiento hizo blanco y puesta a cero, se reinició en la clave del sueño. Y en las fintas de los pájaros del patio de su casa creyó ver un suspiro de gigantes despistados.
Detuvo su imaginación y repasó palabra por palabra las memorias de su vida, hasta dar con el corpúsculo embrión de máscaras que enmarañaba las ideas y confrontaba la existencia y el delirio.
(La dino, tagalo, palenque, criollo, portuñol, espanglis,.... mestizaje y herencia, delta idiomática del corazón castellano que abre sus venas para regar ideas)
Un cono de luz se despereza en finita soledad de un universo casi esférico que no sabe adonde va.
Y mi voz es una lágrima vertida en un océano de sueños.
Hete ahí, demonio sin sombra.
Heme aquí, visión borrosa.

Me gusta entrar en lo libros como en los cuadros de una exposición, de frase en frase. Como en un museo donde se hace el amor con el Arte, como en un paisaje sagrado al que no se tiene respeto mortal, pero que uno tampoco quiere destrozar.
Soy un donjuan de la literatura, Me gustan tiernas impúberes a las que mirar sin rozarles el aura, ancianas bien vividas en las que leer entre arrugas historias mordaces y tragedias curtidas por el aire y el sol, maduras y jóvenes que hablen sin parar mientras yo leo su cuerpo con mi lengua y estudio su ilusión con mis entrañas.
Tomo libros y zapeo sus páginas, leo frases, párrafos, páginas, capítulos, mientras me place y al azar. Luego salto a otro que me llama desde su lomo, su título o su diseño de portada.
No siempre leo de un tirón una historia, como no exprimo un cuadro en una pared hasta quedar exhausto de significado. Prefiero dejarme llevar por el placer y coger o dejar las letras a su antojo.
Escribo como cago, con gozo de mi vientre y desolación sentimental.
leo como respiro, dejando entrar en mis pulmones las frases del aire y saboreando los aromas con el tacto de mis ojos que escuchan la sensación sutil de un sexo gratuito.
Me tumbo al sol, y las palabras respiran y se alientan,crecen en fractales rojos, simas de sentido y ecosistemas resonantes como piedras que chapotean en abismos que me enviscan con sus lenguas.
Siento la vida como sílabas de tiempo, absorbiendo mi destino desde algún lugar llamado muerte. Mi última posada, el lugar adonde voy poco a poco, pero al que nunca quisiera llegar porque no lo puedo imaginar.
Soy uno más.

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