viernes, abril 13, 2007





Nos hacen ir así en el Metro por las mañanas y por las tardes, a mediodía o cuando, por los motivos que sea, llegan menos trenes de los habitual en hora punta. Como ganado en vagones llenos al matadero de los trabajos respectivos. Pero las ilustres autoridades inauguran cada día nuevas estaciones o intercambiadores que introducen en el sistema urbano más seres humanos empujándose, apretándose unos a otros, oliendo y escuchando la música del de al lado o leyendo de soslayo su periódico o su libro, si es que lo puede abrir en esas estrecheces, con sus carritos de bebés y sus bolsas de la compra, jodidos pero contentos. En lugar de mejorar el servicio y su mantenimiento, aumentando la frecuencia y la comodidad de los viajeros metronautas agobiados, se lucen haciéndose fotos con un billete de metro en la mano, como si lo pagaran ellos, charlando con unos cuantos en el vagón donde entran rodeados de cuerpos de seguridad, dando besos y manos a los que les gritan aleluyas por ser tan buenos, tan guapos y tan ricos, aunque los verdaderos viajeros diarios tengamos que ir como piojos en costura cada día y esperar trenes que no llegan y nos hacen retrasarnos en nuestras obligaciones. Así van la comunidad y la ciudad de Madrid con unos mandatarios más pendientes de su imagen que de nosotros. Doña Barbie disfraces poniéndose cada día uno sin importarle si es la camiseta del Real Madrid, del Atleti, del Estudiantes, del Getafe, el traje de bombera, de obrera de la construcción con casco y todo (como en los carteles) de "emergencia social", de enfermera o colegiala, da lo mismo siempre que alguien se pueda identificar con la ropa que se plantifica encima. Hoy se puso de tenista, hace días de futbolera y casi siemrpe de golfista, porque los deportes la pirrian. Pero nosostros, en Metro apretujados y sudando la mala leche.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo contigo. En cuanto a lo de la identificación que buscan con el electorado, yo propongo a nuestros políticos que vayan al trabajo en metro como hacen tantos madrileños.

Anónimo dijo...

He empezado la mañana haciendo cola para pasar por las máquinas traga-devuelve billetes del metro de Moncloa. Soy usuaria diaria del intercambiador del barrio y –qué casualidad- siempre que paso por allí sólo la mitad de las máquinas están operativas porque la otra mitad no funciona o está destrozada. Mientras, el quinteto de seguratas vigila que el personal haga la cola en perfecta fila india.
En Callao, después de un rato que ni pa’lante ni pa’tras, el conductor ha vacilado: “debido a una avería el tren sufrirá una demora de unos 10 minutos”, a lo que las dos terceras partes del tren ha respondido huyendo a la superficie. A los 30 segundos el metro se ha puesto de nuevo en marcha. ¿??
Trasbordo: espero, llega el tren, en este vagón no entro, siguiente puerta, se cierra, de pie, apretujá y yo a lo mío con mi periódico entre la muchedumbre y la puerta. Mi parada, miro el reloj, “llego tarde”, pienso en salir de allí a paso acelerado. En el andén, a toda prisa, me choco con una mujer y ella conmigo. Recapacito: “Soy una borrega de camino al tajo”. Entonces aminoro el paso, no del todo, que no llego al matadero. Ni que se fuera a ir, como los trenes.
PD: Vuela, porque el tráfico bajo tierra y sobre ella no circula

Anónimo dijo...

La cosa es que se gastan mucha más pasta en cuestiones accesorias para el rendimiento del transporte público. En las estaciones ahora en lugar de taquilleros/as de Metro que te atiendan han puesto securatas para que no se cuele nadie; en vez de mejorar la frecuencia de los convoyes ponen cámaras de vigilancia para saber donde estamos en cada momento y montones de pantallas publicitarias de plasma con las que meternos sus ofertas y esa información sesgada a la que se ve el plumero o que está caducada ya de las teles; los nuevos conductores apenas tienen prácticas, motivo por el cual tienen tan mala puntería al pararse en las estaciones y, sobre todo, a las autoridades que tanto inauguran modernas estaciones e intercambiadores les interesa más el continente que el contenido y ponen mucho mural y vidrio y metal brillante pero, como no van cada día en el metro, en el interior de esos vagones que están mal ventilados y tienen insuficiente potencia vamos como borregos. Eso, además de los malditos retrasos a todas horas y de los carteristas que limpian bolsillos y como son "menores infractores" son puestos en la calle de inmediato y nunca encarcelados o expulsados de aquí.
Podría decir más, pero por ahora lo único que puedo comentar es que el plano nuevo ha costado casi 100 millones de euros de momento, mas lo que cueste hacer folletos, murales y todo lo demás.
Chúpate esa...