lunes, octubre 08, 2007

Mi vicio dominical: un tigre que me devora sin darme cuenta y con gran placer intelectual. En este caso: Carlos Fuentes y "Todas las familias felices", un mosaico del Méjico de hoy y hace nada. Aunque también me leí este finde un librillo excesivamente valorado, pero que le habían pedido al niño en su colegio, "El niño con pijama de rayas" que me ha parecido muy flojito, como suele ocurrir con tantos y tantos superventas; donde no se dicen las cosas por su nombre y se acaba lacrimosamente sin contar la terrible maldad del Holocausto y sus protagonistas, se supone que en atención a un público lector adolescente, como si a esa edad no estuvieran ya acostumbrados a ver toda clase de barbaridades en la tele y sus vídeo-juegos.
La semana pasada leí, sin embargo, una inteligente novela de Mark Haddon sobre un chaval autista al que le da por meterse a detective, de título "El curioso incidente del perro a medianoche", sencillamente deliciosa. También "La maldición de Edgar", de Marc Dugain, donde destripa la historia política norteamericana del siglo XX a través de una supuesta autobiografía del amante de Hoover y segundo del FBI (Clyde Tolson) hasta la muerte de aquel gran cabrón que se dedicó a perseguir por motivos "morales" (doble) a toda la población americana, mientras él sostenía vínculos con la mafia (que lo tenía pillado por los huevos a causa de algunas fotografías comprometedoras con su amante). Es una historia paralela de esa gran farsa pretendidamente democrática que son los EEUU en la que un tipo siniestro y manipulador como Hoover controlaba a los presidentes (Roosvelt, Truman, Eisenhower, Kennedy, Nixon), apoyaba a otro sinvergüenza como fue el cazador de brujas y senador McCarthy (que aparece en la novela como homosexual y pederasta), mientras se cometían burradas como echar de allí al entrañable Charlot por comunista (para ellos todo el mundo lo era si discrepaba lo más mínimo con sus hipócritas dobles principios morales por fuera (porque por dentro eran otra cosa como ellos mismos sabían con las grabaciones), se cargaban a medio Hollywood, con la colaboración de Elia Kazan, Gary Cooper, Ronald Reagan y tantos otros lameculos (otra cosa es que alguno fuera un artista) y hasta nos pone sobre las pistas de algunos crímenes famosos, como los de los dos Kennedy (el padre, Joe, que quería ser presidente, hizo su fortuna durante la prohibición del alcohol y tenía vínculos con Giancana), el de Marilyn Monroe, Cuba, Vietnam, el muro de Berlín, etc. En fin, una novela de esas que sales diciendo ¡jóoooder... qué pandilla! (como llamó en su día Philip Roth a la banda de Nixon. Otro gran escritor norteamericano que está mereciéndose ya el Nóbel de literatura y que debía haber sido el año pasado galardonado con el Príncipe de Asturias, pero la popularidad de Auster le concedió una sobrevaloración inmerecida. No digo que Paul Auster no sea un buen novelista, pero comparado con Roth, o con Updike (su "Terrorista" me lo leí la anterior semana y no está mal, pero es demasiado benevolente al final), -o con el Cormack McCarthy del que estoy intentando leer ahora en inglés "La carretera" y en español "Hijo de Dios" (que recuerda un poco al "Santuario" de W. Faulkner)-, resulta un poco artificial (especialmente esa del "scriptorium") pero le sirven para hacer películas y hasta recibir homenajes en el Festival de Sanse. Por cierto, una novela buenísima que dio lugar a un película interesante es "La mancha humana" de Philip Roth, protagonizada por Hopkins, Kidman, Harris y Sinise (en el papel del escritor) acerca del tema del racismo, precisamente.
Como se puede ver no soy lo que se dice antinorteamericano, aunque sus repugnantes políticos y ese inextinguible racismo que nutre casi todo allí a pesar de los principios democráticos constitucionales, me hagan revolverme con frecuencia contra ellos. Su arte, la literatura y la pintura, la música y el cine, me reconcilian con ellos. Adoro sus escritores, el jazz y el rock, los expresionistas abstractos y, cómo no, las películas de verdad (no esa basura de violencia gratuita, terror-gore, humor infantil o comedietas venales, claro, pero su buen cine es muy difícil de superar).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

gracias por las recomendaciones literarias ;)
y por lo demas... no alcazo a enteder como habiendo un sentimiento tan genlizado como el que tú expresas y con el que estoy de acuerdo, las cosas siguen siendo igual y eeuu sigue predominando...
saludos

EL METRONAUTA dijo...

Pues por la sencilla razón de que sus medios para difundir lo quieran son tan poderosos y están tan bien hechos que nos tragamos todo lo que viene de USA, desde las hamburguesas y los perritos a las películas de Walt Disney, las del Oeste y de guerras, por no hablar de los comics y las series de TV y demás. La ideología va impresa en todo, ahí subyace su "vía americana" del triunfo y la competencia aplastando a los demás, aunque su realidad es tan paradójica como en esa foto de la cola de parados esperando una sopa bajo un cartel que dice que "No hay nada mejor que el American Way" con familia feliz en su coche incluida de la época de recesión.
Así es la vida...