viernes, noviembre 09, 2007



EL HUEVO DE LA SERPIENTE.
Esta mañana me he sentado junto a ese grupito de jóvenes pijos. Acompañados de un par de mayores (de unos 30 años) iban a la misa de la Plaza Mayor. Sentados junto a mi, se iban pasando un teléfono móvil con gran jolgorio mientras comentaban lo divertido que había sido grabar el apaleamiento con estacas de un animal y lo divertido que fue, contaba otro más pequeño, cuando fueron a cargarse a otro ti tirando piedras hasta matarlo. El adulto, no sólo nos les reconvenía, sino que celebraba lo gracioso que era ver las imágenes de crueldad que le mostraban (el resto del vagón escuchábamos las voces y también los maullidos del pobre animal). Mientras, con toda hipocresía se dirigían a un acto religioso, en el que tal vez incluso pensaban comulgar. Cuando les eché la bronca por ser tan malvados a pesar de su supuesta piedad religiosa, el adulto me dijo que estaba exagerando porque se trataba de gatos abandonados no de personas: "¡qué exageración, pero si sólo son gatos abandonados!"-dijo y yo enseguida pensé en Rosa Montero que eso lo lleva fatal; pero repetí en voz alta mis reprobatorias obviedades para cualquiera con conciencia, diciendo que "se empieza por gatos abandonados, se sigue con inmigrantes e indigentes y se termina matando a las mujeres, ¿verdad?. Ya conozco eso, es el huevo de la serpiente que se acaba convirtiendo en dragón." -Pues, encima, se reían de mi-. "No me importa, les dije, que os riais todo lo que se os antoje, si luego ésto que os digo os hace pensar a alguno. Porque está claro que vuestra ropa de niños pijos y vuestras oraciones no dicen nada sobre la crueldad de corazón que manifestais. Añadí, "seguro que sois de esa extrema derecha tan religiosa, ¿verdad?", a lo cual uno de ellos, riéndose, me dijo "Y tu, seguro que de extrema izquierda". Respondí. "NO, en realidad ahora soy muy moderado, porque no hace falta serlo para ver que sois sólo apariencia, pero estais vacíos de sentimientos humanos"." Exageras" -seguía siendo la frase con que repetía el adulto para quitarme la razón- "no se pueden confundir gatos con personas". Y, entonces, algunas personas ya empezaron a decirme "no sigas, no ves que siembras en terreno baldío". Si -respondí- pero tal vez a alguno le de por reflexionar". Y terminé diciéndoles "os veré en la misa, a la que vais, porque yo también voy, aunque voy a trabajar, ... pensad un poco en lugar de poner esa cara de hartazgo (uno de ellos se repantingaba en su asiento, haciendo que dormía con media sonrisa de burla) por la monserga y de reiros de lo que os digo". Y salí al andén de Sol a la vez que ellos. Si lo cuento y pongo esa foto en que se los ve de espaldas, el adulto está en primer plano en una y saliendo de campo en la otra, tomadas cuando iban a montar y ya comentaban sus hazañas es para que se vea la doble cara de esos piadosos cristianos. Porque, por supuesto, iban a misa... a la Plaza Mayor.
De todo eso, se pueden sacar varias conclusiones: una, que un día me la voy a ganar yo, por metementodo, como me dice mi familia; dos, que el nazismo crece hasta en las mejores familias, no sólo entre chicos desarraigados y de familias desestructuradas, pues es seguro que estos chavales van a colegios religiosos carísimos y tienen padres muy católicos; tres, que los adultos que los acompañaban eran mucho peores que ellos por su complacencia riendo la gracia de torturar animales y defendiendo en público que eso no tiene importancia, por lo que incluso me atrevería a pensar que los manipulan con aviesas intenciones, encubriendo todo ello con camaraderías facinerosas. (Y recuerdo un caso muy doloroso para las familias de los chicos implicados en el que hubo incluso abusos sexuales mezclados con propaganda nazi, allá por los ochenta y en ese mismo barrio, por parte de una organización juvenil de líderes muy campechanos y montañeros ellos). Ya sé que exagero, como me decía el mameluco irresponsable de los muchachos, que matar gatos a pedradas y apalearlos es una cosa muy normal y seguramente despierta el espíritu viril y juerguista de la juventud, atemperada luego con multitudinarias misas y pietismo con olor a incienso, pero me ha indignado tanto oírlos reír esas bravuconadas que no he podido resistirme a explicarles que la moral no está sólo en rezar.
Por cierto, me gustaría dedicar mi fotos de hoy (pueden ver las de la misa en los artículos y en la galería multimedia de madridiario) a un hombre perseguido en el siglo XVI por la "santa" Inquisición española y francesa, además de por el protestante Calvino, quien finalmente lo torturó e hizo quemar en la hoguera en Ginebra en la madrugada del 27 de octubre de 1.553, por ser médico (decía, contradiciendo a Galeno y a todas las doctrinas tomistas de papistas y anabaptistas, que la sangre circulaba del corazón a los pulmones para recibir oxígeno) y se negaba a tener otras propiedades privadas que las necesarias para comer y la higiene, así como a aceptar que la Trinidad y el bautismo de niños fuera algo relacionado con la Biblia (inventos del Papa).
Se llamaba Miguel Servet de Villanueva (Huesca) y fue médico incluso de obispos y, como yo, un discutidor irrefrenable , correoso y tenaz en sus argumentaciones, sincero y dispuesto en su momento a no renunciar a los principios humanos incluso aunque le costase lo peor.
Un libro donde se puede conocer algo sobre él y los terribles métodos inquisitoriales es RECONSTRUCCIÓN de Antonio Orejudo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

que tristeza me ha entrado leyendo tu post, y no sólo porque sea amante incondicional de los gatos.Me he acordado de un viernes noche saliendo de la estación de moncloa (menos mal que ya no vivo por allí) y un grupo como éste que retratas pero un poco mayor estaban descojonados de risa y grabando en el movil cómo iban dando patadas y gritando a un borracho al que le salía sangre de la cabeza y bajaba al mero quizas buscando seguridad. y lo que me terminó de hervor la sangre fue que nadie decñia nada!! mi amiga y yo les dijimos que pararan, nos quedamos como tontas ahi mientras ellos ni puto caso, ni nadie...salimos y vimos que el reguero de sangre llevaba un buen trecho.pero claro, esa es la idiologia, ni gatos ni mendigos ni inmigrantes merecen respeto. no veo la forma de parar, pero me alegro que al menos haya "metomentodo" que no se callan.
pilar