domingo, abril 20, 2008




Pues eso... que somos pocos, pero el espíritu del verdadero liberalismo democrático y el socialismo (no esas pantomimas que se basan en la desigualdad y la explotación tan de moda en esta confusión política que vivimos y en la que la gente no reflexiona y se encandila con los populismos sin darse cuenta que los de siempre se quedan con todo y destruyen lo público, como la educación y la sanidad, porque lo que quieren es hacer negocios y la alternativa no se atreve a ponerlos freno) está en esos chavales que van con quienes parecen sus abuelos para recuperar la tradición republicana de defensa de las libertades pidiendo una tercera oportunidad. Tienen desde luego más razones que el Papa y todos sus obispos, la Cope, la AVT del PP y los fachas que de vez en cuando llenan esas mismas calles. El futuro es suyo.

1 comentario:

Darkhuwin dijo...

Adjunto el principio de PROPUESTA DE RÉGIMEN ELECTORAL PARA LA REPÚBLICA ESPAÑOLA:

A. Llop

Enero de 2008



La República Española que preconiza el Partido Nacional Republicano reclamaría una modalidad de representación política ajena a la presente. Las mecánicas del régimen parlamentario difieren sustancialmente de las del sistema presidencialista republicano que postulamos. El actual sistema electoral, en cumplimiento de una determinación expresa de la constitución de 1978, consagra la lógica de la representación-muestra para la elección de miembros del Congreso de los Diputados. Acude a la fórmula distributiva, o proporcional, para conceder representación, como pretendida reproducción a escala de la pluralidad política. Por el contrario, el carácter integrador y democrático de la República determinaría la necesidad de recurrir a fórmulas mayoritarias que expresasen de forma neta y concisa el mandato de la generalidad del cuerpo nacional para acometer un programa de gobierno. Claramente, frente al sistema de representación-muestra, la alternativa nacional-republicana se decantaría por el de representación-mayoría. No hablamos de una opción técnica, que se agota en un procedimiento para el reparto de escaños, sino de una opción política para la Tercera República Española.

El sistema electoral es un subsistema del político. Huelga decir que, por sí, bajo el régimen vigente sería absurdo plantear cualquier reforma del sistema electoral. En este sentido, se han hecho dos tipos de propuestas: las que pretenden superar la crisis de representación, característica de las sociedades postmodernas, achacada al predominio partitocrático. Y aquellas otras que postulan reformar la ley electoral para reducir el protagonismo de los partidos pequeños-nacionalistas en el ámbito estatal. Igualmente, aquí tampoco nos hallaríamos ante una elección técnica, sino política.