domingo, mayo 18, 2008


NEOCARCAS
Los neocarcas son esos que se disfrazan de cierta modernidad de quita y pon, consumen tecnologías y hablan de liberalismo como si fuera el protector de las libertades. Siendo, en su sesgada interpretación, un sistema para eliminar las barreras establecidas que protegen lo público y que son defendidas por los aristócratas económicos de manera que puedan esquilmar el planeta. Esos cuyo discurso populista y demagógico rompe las fronteras entre las clases no con intención de eliminar diferencias sino para engañar a los votantes con promesas incumplibles que les otorguen poder para imponer sus políticas reaccionarias y privatizadoras. Son esos que se retratan rodeados de miserables e inmigrantes a los que dan limosnas públicas mientras entregan a sus amigos millonarios las grandes tajadas del asado que gobiernan por medio de operaciones encubiertas y obras faraónicas que siempre se pasan del presupuesto.
Se revisten de "modernos" disfrazados de defensores de mujeres, inmigrantes, afectados por cualquier crisis o vulneración de derechos, etc pero con la intención de montar algún negocio (un centro asistencial privado, una ONG subvencionada bajo su control, un sistema de ayudas públicas que algún afín gestionará beneficiándose y beneficiándoles a ellos directa o políticamente al figurar en las fotos para parecer buenos cristianos, con actividades deportivas o culturales para darse prestigio pero sin continuidad, mucho cartelón y entrega de premios para las cámaras. Son, como diría su profeta-dios "sepulcros blanqueados" de retorcida moralina hinflados de ambición de poder, autoritarios de carácter y canallas con los disidentes propios que les quitan protagonismo o no les dan lo que ellos esperan.
Son la cara amable del fascismo y la cara dura de la democracia, pues sólo emplean la violencia cuando se sienten intimidados aunque usan verbalmente un modo bélico de resolver conflictos, no negociando sino imponiendo y humillando. Del nazi-fascismo tomaron el sistema de "vale todo" aunque la parte más dura no se atrevan a emplearla en casa al estar muy desprestigiada después de la derrota de Hitler, Mussolini e Hiro Ito. Pero usan con desmesura la férrea manipulación de los medios informativos adaptando la realidad en ellos a sus intereses (Berlusconi, Aznar, Aguirre), la corrupción política y el abuso de poder privatizando lo público y dando la dirección de las nuevas empresas a sus amigos e imponiendo leyes que les favorecen sin negociar con nadie.
Hacen demagógicos discursos interclasistas para hacer creer a los débiles que ellos les protegerán y por eso merecen su voto: son todo beso y sonrisa ante unas elecciones. Buscan su apoyo en las calles con manifestipulaciones de consigna ofensiva para los que discrepan de sus intenciones. Pero luego nunca justifican las medidas que toman en contra de lo prometido ni los gastos excesivos contra las arcas públicas que revierten en beneficio privado, lo que ellos consideran algo natural porque son depredadores conscientes, pero sus secretas cuentas de resultados son "asunto personal" incluso aunque se las lleven a paraísos fiscales para hacer inalcanzable a la justicia recuperar lo esquilmado y nunca devuelven lo robado por principios, incluso aunque sean condenados por esos delitos.
Los NEOCARCAS siempre ofrecen como respuesta a las crisis de todo tipo su crucial protagonismo para resolverlas y su programa "liberal" como guía espiritual. Pero es el mismo que hace miles de años: ellos deciden y los demás pagan, sus amigos se benefician con las obras concedidas y los demás van perdiendo todo en el camino, crecen a costa del trabajo ajeno, que ellos llaman saber invertir, pero que se basa en corrupciones, abusos legales y saltarse leyes donde quieren, en mentir y asesinar a veces, destruir mucho si los estorba para ganar lo que sea y blindarse las espaldas por si tienen que salir de najas. Mientras sus votantes (o no) se empobrecen y sufren, ellos ya están un peldaño más alto del poder en su invulnerabilidad y éxito empresarial o político.
Y cuando las rencillas internas de esa jauría de hienas que son los sacan del terreno de juego siempre tienen un puesto bien pagado en otro lugar: una gran empresa privada o pública, un parlamento de comunidad, europeo o senado donde no incordien demasiado, una jubilación multimillonaria o un funeral donde todos los hipócritas lloran lágrimas de cocodrilo mirando su propia imagen reflejada en el féretro cargado de lujosas coronas.
Casi siempre son de derechas y de buena familia y educación exquisita, pero también hay tiburones arribistas en la izquierda que ascendieron a las cimas de la ignominia aplastando y apuñalando a traición para hacerse con el poder.
Una de sus características fundamentales es el narcisismo típico de la postmodernidad: despreciar la razón de otros porque para ellos todo es igual de importante lo diga quien lo diga y no se sienten ligados al grupo sino es por una sensación de liderazgo absoluto: el jefe tiene razón porque es el polo de atracción de los intereses comunes, pero si pierde y se ve inhabilitado para defenderlos como se esperaba de él, la jauría lo devora y busca enseguida otro líder a través del cual proyectar su odio al resto del mundo que les quita la razón.
Construyen su imagen cuidadosamente con muchos asesores bien pagados por todos y auscultan las corrientes de opinión para estar siempre en la onda, saliendo en pantalla y ocultando a sus oponentes, a los que son capaces de abuchear para que no puedan ser escuchados, pero luego se retratan dándoles la mano y se toman cañas para dar imagen de demócratas. Fingen que escuchan a la gente por la calle y recogen peticiones lo mismo que dan limosnas en la iglesia y regalos a su corte milagrosa de pelotas y halagadores. Son una plaga política que invade la sociedad y a la que hay que combatir desenmascarando sus patrañas y presentando una batalla política que haga reflexionar a la gente, pero eso es tan complicado hoy día, cuando todos consumen sin plantearse qué ni porqué ni el daño que eso hace o lo que dejan a sus hijos con sus prejuicios en alto y el miedo a lo extraño y diferente, que se necesitaría una nueva generación limpia y luchadora, lo que nos da poca esperanza en el futuro del mundo.
Y, ahora, ¿saben de quienes hablo?. Si, son ellos.

No hay comentarios: