jueves, junio 26, 2008

Cuando un político (a) populista demagógico se empieza a cree el discurso con el que embauca a las masas para lograr su voto pasa de soberbio a arrogante y despreciativo. Y se convierte en peligroso incluso para sus propios electores y para quienes estén cerca si no le hacen la pelota lo suficiente. Entonces su confianza en sí mismo (a) llega al delirio y arrasa con lo que sea para llevar a cabo los planes que algún sueño de grandeza le trajeron convirtiéndolo en fanatismo e intolerancia. Ya veremos lo que va a ocurrir en la Comunidad de Madrid una vez que la presidenta ha limpiado de fieles en quienes ya no confía lo suficiente su gobierno para llevar a cabo su batalla en dos terrenos: uno contra el gobierno de la nación y el otro contra el gobierno de su propio partido. La que nos espera... 

No hay comentarios: