lunes, septiembre 29, 2008



Fotos hechas en los últimos días en tonos rojos. Y es que uno es "rojo perdido", como decían los fachas antes. Y eso para alguna gente es malo-malísimo, porque hace unos días una amiga de una persona para mí muy querida decía de ella que "no ha debido madurar, porque sigue siendo de izquierdas", lo cual me hace reflexinar acerca de lo diferente que se conceptúan las cosas desde cada punto de vista: Porque para mi, la que está claro que no ha madurado es esa persona, que no tiene un sólo libro en su casa ni se le conocen otras muestras de manera de divertirse que no sea bebiendo y cotilleando de los demás, pero a la que hasta el momento en que dijo esa estupidez había respetado como a cualquiera: quede claro que ya no, porque no se sale impune de las ofensas ridículas. Para madurar, en cualquier dirección sea de izquierdas o de derechas, hay que si no leer bastante al menos escuchar opiniones diferentes y hasta discrepantes con la propia, hay que pensar, reflexionar acerca de la vida y del mundo y todo eso tan aburrido (para los que se conforman con mirar sin ver y con oír sin escuchar y hasta actuar sin pensar). De eso se sacan a veces más dudas y alguna conclusión temporal, las definitivas son siempre sospechosas de integrismo y pueden acabar convirtiéndose en fanáticas), y la madurez es una capacidad humana para integrar experiencias, por lo que una persona que cree que lo más importante en esta vida es vivir bien (lo que traducen en conseguir tanta pasta como sea posible con el menor esfuerzo) no madura sino que se pudre verde sin caer siquiera del árbol. Lo que me hace seguirme reivindicando de izquierdas, a pesar de las barbaridades que hemos visto el siglo pasado muchas de ellas llevadas a cabo por gente y partidos que se decían de izquierdas pero sólo buscaban el Poder para servirse de él para sus propios fines, es que este mundo sigue lleno de desigualdades de todo tipo y la derecha (los conservadores de toda laya) sólo quieren mantener sus privilegios, motivo por el cual cuando hace alguna reforma es siempre para que todo siga igual, como cuando después de reivindicarse "liberales" (lo cual es absurdo porque son lo menos liberal que hay) y exigir la no intervención de los estados en el mercado, van y se ponen cuando les conviene a meter pasta de los contribuyentes a mansalva para salvar sus dineros, aunque ponga la disculpa de que así habrá menos paro (menudo chantaje: porque no ponen todos los beneficios que se llevaron antes en lugar de robárselos a lo público). Ser de derechas en este mundo es una cuestión de clase, como diría el viejo Marx, la dominante, la manipuladora, la que desearía que siguiéramos en la Edad media para mantener vasallajes y esclavos y mujeres dóciles sin alma ni derechos y niños y discapacitados para hacer lo que se quiera con ellos y todo ese estado de cosas donde los que nacieron en el lugar menos favorecido no puedan pedir derechos y comida diaria. No es que esa sea su apariencia actual: empezaron con las obras de caridad, con los negritos y los pobres a invitar en navidades a comer algo y, como la dominación por vía religiosa o de los caciques, les ha seguido permitiendo mantener la cabeza gacha de la gente y hay aún imbéciles que alaban la "buena voluntad" que ponen los políticos de derechas con sus obras sociales (no ven los negocios que se han montado detrás y la cobertura que les da para parecer "buenas personas") y los votan, pues ahí están ganando elecciones democráticas (y si pierden hacen trampas para aprovechar vacíos legales, como hizo Aguirre en la CAM (tamayazo) o Bush en Florida, ayudado por su hermano para invalidar miles de papeletas desfavorables). Es un drama increíble, que hace décadas se resumía en ese viejo refrán "eres más tonto que un obrero de derechas", porque es un oxímoron realmente que esa gente a la que veo aplaudir a los líderes conservadores (de privilegios, que no de la salud de la tierra y sus habitantes la cual no les interesa nada si no les da beneficio, porque consideran todo suyo por derecho divino) a la hora de depositar su voto no sean capaces de pensar en su situación miserable a veces o cuanto menos deficitaria y les entreguen la confianza a unos manipuladores que hacen de lo de todos (lo público o estatal) negocio para sí y sus amigos: vease el caso de los ayuntamientos corruptos, en algunos de los cuales se vuelve a votar a los mismos sinvergüenzas pillados in fraganti o sospechosos con muchas evidencias de trapacear los bienes ajenos. Por eso, y lleno de dudas y desconfianza hacia los políticos que se dicen de izquierdas pero son sólo un poquito menos golfos que los otros (a veces incluso más) yo sigo pensando que hay que cambiar este mundo y que el puñetero capitalismo no es ni el menos malo de los sistemas posibles, sino una perversión de la economía que ha alcanzado por la fuerza el papel de dominio como en otras épocas lo lograron el feudalismo o la barbarie de los imperios antiguos. Lo curioso es que después de que las desastrosas utopías comunistas fracasaran es la propia avidez especuladora de los mayores sinvergüenzas del capitalismo y la estupidez consumista de la gente que no piensa que lo que se compra o se pide prestado a un banco hay que pagarlo, los que están llevando al colapso al sistema que se creía invulnerable. De este siglo no pasa...

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