Árbol navidiseño en Sol que, como las luces de colorines que cuestan casi 5 millones de euros, se supone que estimularán el consumo (¡maldita sea! ¿para qué será necesario gastar más? con lo chungo que está el sueldo, este año que a casi todos los que conozco no les van a traer nada los Reyes Magos ni Papá Nöel y no por haberse portado mal, sino porque o están en paro o tienen miedo de estarlo y prefieren gastar lo mínimo posible (algunos para poder pagar las jodidas hipotecas). Y eso por no hablar de que esta absurda sociedad de consumo-basura destroza el planeta para que los occidentales y orientales ricos luzcan lujosos mientras el resto se muere de hambre, sed y enfermedades curables o prevenibles.Y mientras algunos políticos se van de paseo a la India o a Nueva Zelanda, para, dicen, promocionar empresas o candidaturas olímpicas, se financian cosas tan increíbles como a un equipo universitario de baloncesto de una Universidad americana, donde un insigne mentiroso con acento tejano da discursos de vez en cuando (Georgetown), o al equipo de Copa Davis mientras en Madrid hacen falta escuelas infantiles, las bibliotecas son un desastre, están privatizando la Sanidad y quieren hacer lo mismo con el agua y así sucesivamente. Después de eso y viendo que ahora empezarán los festejos del gasto supremo no me queda más que decir: ¡Mardita navidá!