lunes, junio 15, 2009


Podría parecer una escultura de factura moderna como si estuviera hecha con torpeza en mármol, pero son plásticos lo que la envuelven. Eran dos, la tercera y central está en otra plaza próxima, la glorieta de Cádiz, donde comienza la avenida de Córdoba o antigua carretera de Andalucía. Y ese grupo tríptico era el original sobre el hoy Ministerio de Agricultura de Atocha, que fue sustituido hace décadas por bronces. Estos originales quedaron arrumbados durante años y años en algún viejo almacén municipal hasta que cuando remodelaron las dos glorietas decidieron trasladarlas ahí, separadas. Pero, como las obras municipales no paran en los últimos veinte años o más, las máquinas rompieron una de ellas, la que falta y que creo haber avistado en algún almacen de Áncora para su restauración. No se si en esta enésima vez que rehacen la glorieta de Legazpi, ahora para rehacer el intercambiador, incorporando autobuses y demás, acabará la plaza tranquila. De hecho, hoy por hoy y con el corte de línea de Metro 6 lo que se forman es unas colas de centenares de personas salidas de los trenes y esperando el bus sustitutorio para trasladarse a Usera, Oporto... Laguna. Creo que la idea que tienen es llevárselas 3 esculturas, no se si reunirán el grupo de nuevoen algún otro lugar, y poner en la plaza de Legazpi las Fuentes Océanas que están retirando de la plaza de Colón y en cuyo lugar piensan levantar de nuevo la estatua de Cristóbal Colón tal y como fue originalmente. De hecho, una de las fotos es precisamente de Colón (al fondo, aún) con la pobre gordita de Botero encapsulada, como si hubiera ido de camping, para resisitir el desbarajuste a su alrededor. El caso es mantener la ciudad levantada en obras permanentemente no se si para fastidiar a los ciudadanos, que querríamos tranquilidad en las calles ya de una vez, o para que sigan los negocios de las constructoras, con la disculpa de no aumentar el paro.

1 comentario:

Gabi dijo...

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Que dejen a Colón y a la gordita en paz....!!!!!!!!!!!!! Y a los madrileños también, que ya no sabemos dónde poner los pies