martes, septiembre 29, 2009







Las dos exposiciones están en galerías de la calle Alameda, en La Fábrica son de Francesca Woodman y las otras de Jamie Baldridge (Dystopia) en Cámara Oscura. Muy distintas, las primeras son en blanco y negro natural, autorretratos de la artista al desnudo que murió con 23 años pero llevaba desde los 13 haciendo esas fotos tan íntimas; las otras, con mucho Photoshop para lograr unas imágenes surrealistas muy curradas e impecables con humor negro y una extrañeza característica de cuando la fuerza de una imagen llega más lejos de lo pretendido por el propio artista, los detalles cobran importancia en esas minas subamirnas rodeando la cabeza de una mujer que toma un tradicional té o en la jaula de la que maneja con hilos las sutiles plumas, la que mira sentada en el suelo al más allá con un tutú y una tira digital saliendo de su boca mientras un masculino tren humeante va a meterse entre sus piernas, el hombrecito sentado como rey de la casa silueteado del entorno, la mujer sentada en camisón rodeada de escaleras y mirando contra ventana, etc. Ambas creo que reflejan aspectos diversos de la condición femenina, sus pesadas cargas ancestrales y sus sueños, su querer ser por sí mismas y el mundo que las rodea limitándolas. Merecen la pena ser vistas por distintos motivos, entre ellos, claro, el artístico, pero también para pensar porque cada imagen sugiere interpretaciones diversas además de producir el placer visual de lo bien hecho.

1 comentario:

mcarmen dijo...

La de Francesca Woodman, a la que no conocía hasta que la ví en La Fábrica, me ha gustado especialmente.