lunes, abril 19, 2010





Esta mañana el patriarca de la iglesia ortodoxa de Rumanía (una especie de Papa de rito oriental cristiano) ha ido a la Puerta del Sol a agradecer que les vayamos a construir una catedral en Carabanchel (noticia de ayer) y le ha llevado un montón de regalitos: un icono de la virgen y el niño (al que Esperanza tan curiosa e ignorante como es habitual, porque no se informa de las cosas antes y se deja llevar por una especie de tontolera preguntando cosas incómodas en donde menos se espera, le pregunta al susodicho prelado ¿y qué virgen es? Y el otro contesta "pues, la madre de dios" y ella, si pero como llamais a esta virgen (dado que el santoral católico contiene miles de réplicas o clones de la original con diversos nombres y sus correspondientes milagros y apariciones marianas (supongo que lo mariano le da yuyu a la piba) "Pues nada más que eso la virgen María, madre de dios" ... "aahhh..." y como luego la ha regalado una medalla, y un huevo de pascua de plata con repujados y un plato grabado con el escudo patriarcal (que mal me suena a mí eso de patriarcado, ¿será porque soy feminista?) y unos libros de arte. ella sin embargo sólo le ha dado esa especie de cajita plateada (un colega lo ha llamado cenicero, pero no se para qué sirve) y se ha interesado mucho por los atributos colgantes del prelado (no los que están ustedes pensando, sino esos que se toca en la barriga y que le ha tenido que explicar uno por uno. algo así como si le preguntas al papa de Roma por su liturgia mientras le hacen unas fotos). Claro que ayer, por lo visto, se tragó unas ceremonias de bendición de terrenos catedralicios y luego, al ir a empezar la misa se largó porque le debió parecer muy larga (dura unas dos horas, creo) y disculpó otras ocupaciones.

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