miércoles, octubre 06, 2010


Increíble el asunto (bueno, en realidad no tanto ya que me ha contado hoy un amigo que trabaja en esos quejhaceres de la construcción por cuenta pública que casi siempre hacen algo mal para tenerlo que rehacer o corregir y facturar de nuevo. Por supuesto le he llamado de todo por tomarlo como "normal" lo que no es sino picaresca y corruptela que pagamos los contribuyentes para negocio de las constructoras o intermediarios). El tema es que ayer asfaltaron -primera foto- (por fin tras meses de obras en esta callecita, a la que ahora van a torturar un poco más su parte inferior, donde empiezan estos días las obras de levantamiento de adoquines -y no, la playa no está debajo desgraciadamente, señor alcalde- rompimiento masivo de aceras y todo lo demás) la parte alta de la calle Recoletos y esta mañana se han debido dar cuenta que metieron la pata y no habían hecho los desagües canalizados, por lo que taladradora en mano han roto el reciente asfalto para corregir su error. Ejemplo de planificación ingenieril y jeta constructora-destructora. Y eso que según el alcalde y la concejala de Obras se suele mandar una carta de aviso a los vecinos afectados para que soporten estoicamente el ruido, el polvo y las molestias laberínticas mientras dura la reconstrucción de El Escorial o la Muralla china. Hace bien poco el mismo alcalde en uno de sus discursos de autoloa como reconstructor de una ciudad moderna decía (lo oí mientras hacía fotos) que habían vuelto a vencer a los "retrógrados" que se oponen a los cambios para modernizar Madrid porque se sienten molestos por el polvo, el ruido y otras pequeñas molestias, como cuando a principios de siglo XX se construyeron los ensanches de Salamanca y Argüelles y se comunicaron por bulevares. Eso sí, menos mal que no siguieron porque uno de los planificados era tirar todas las casas entre Plaza España y Castellana, arrasando por ejemplo con ese que va a ser dentro de poco su nuevo icono cultural, el cuartel del Conde Duque. Y es que me parece a mi que esas pretensiones de modernidad a costa de fastidiar la vida de los ciudadanos presentes con proyectos de futuro que endeudan a la ciudad por décadas es mucho más retrógrado que protestar para que nos dejen en paz con el Madrid de siempre eso si, limpio y cuidado, no como el paseo de Recoletos cuyo suelo está tan destrozado, roto y sucio hasta lo indescriptible porque no hacen mas que montar tinglados encima y no reparan luego los estropicios, siendo como es un escaparate madrileño que está a un minuto de la sede palaciega del Sr Gallardón, continuación del Prado lleno de turistas.

3 comentarios:

Francisco Posse dijo...

No sé cómo será ahora, pero yo he trabajado en obra civil y lo que se hacía era ofertar, ya que estás cosas salen a subasta pública, un precio muy muy inferior a su coste. Eso sí, una vez te metías en obra podías cobrar una fortuna por cualquier chapucilla, con lo que la obra no se terminaba nunca.
Es triste, pero es así.

Saludos

EL METRONAUTA dijo...

Como conté ayer, según un amigo constructor ahora lo que hacen para subir el presupuesto es "meter la pata" al hacerlo para tener que "sanear" (como decía aquel fontanero de El Milagro de PTinto) después y poder cobrar de nuevo los trabajos. Una sinvergonzonería que debería estar castigada con la exclusión perpetua para más obras públicas y además multarles por "meter la pata" ya que eso ocasiona a los ciudadanos molestias de más.

Francisco Posse dijo...

¿Sabes cuál pienso que es el principal problema? Que lo vemos como algo corriente, y que encima nos da lo mismo.

Lo normal sería eso: haces algo, y si lo haces mal lo arreglas y no cobras. Y si haces las cosas mal no se te vuelve a adjudicar una obra.

Mira, este pasado curso he estado de presidente de mi comunidad de vecinos. Me ha tocado un obra (arreglos en jardines y garajes) En los meses que duró la obra aparecieron rotas más cosas que en los 12 años que llevamos en las casas.
Mi opinión era siempre la misma: que reparen lo presupuestado y después ya veremos a quien contratamos para arreglar lo nuevo. Lo que pasa que como es la mayoría quien decide, siempre se acababa con "no vamos a pensar mal", "ya que están aquí"... Un año y cuatro meses después, donde se arregló una gotera ahora hay tres. Y una obra que debería haber durado dos o tres meses sigue abierta.

Y bueno, el fontanero de P.Tinto no es nada comparado con nuestro jardinero :) De ése podría escribir un blog entero dedicado a la picaresca española.

Saludos